La sugestión

Don Anastasio era hipocondríaco, y él mismo, ciertamente lo sabía.

Un día se sintió mal. Aludiendo a su hipocondría, dudó ir al hospital, pero pudo más la determinación de acudir a urgencias por si acaso. Le hospitalizaron con goteros.

Don Anastasio pensó que tal vez toda esa parafernalia era sólo en plan placebo para que, en su condición de hipocondríaco, se tranquilizara.

A raíz de ello empezó cierta sugestión. Empezó a sentirse como muy bien.

La realidad era otra, los médicos no le dijeron nada, pero tenía una grave enfermedad.

Don Anastasio cada día se sentía aún mejor. De hecho cuando lo llevaron al quirófano para intervenirle a vida o muerte, fue el momento en que se sintió mejor de toda su vida; llevaba una sonrisa de absoluta felicidad. Del quirófano no salió vivo.

Fdo. Andrés Sierra