Si te levantas por la mañana, tienes más de 40 años y no te duele nada, es que te has muerto. Pero si, a ti te duelen varias partes de tu cuerpo que, de joven, no sabías ni que tenías. Pones las noticias y tienes la sensación de vivir en el día de la marmota; una vez más, la misma cantinela de incompetencia, corrupción, insultos intolerancia y descalificaciones inútiles e insustanciales. Cambias a una radio fórmula musical…y no conoces ni a un puñetero cantante.
Vas al baño y ese viejo que te mira desde el espejo te pregunta si sigues siendo de los «nuestros» tras tantos años de desilusión y hastío.
Te sientas a ver la tele desaprovechando las docenas de ventajas que las opciones de ésta y del ordenador te resultan totalmente abstrusas y arcanas y eres totalmente incapaz de manejarlas.
Consigues ver un canal y poner una peli con muchos actores famosos del momento…evidentemente no conoces a ninguno. Después, debes recordar decirle al hijo, tan majo, de la vecina que te explique unas cuantas cosas del móvil, el puñetero se actualiza solo y tú lo que haces es desesperarte y dejarlo por ahí olvidado para no sufrir.
Si te pasan todas estas cosas, y no soy exhaustivo, que éste es un articulíllo corto, no lo dudes: tienes el síndrome THV, es decir que te haces viejo. Empiezas a pensar que actualizarte y resetearte no vale la pena y que la naturaleza es sabía dándonos una finitud razonable.
Tu tiempo ha pasado. Caminamos hacia el ocaso.
Que te quiten lo bailao.
Fdo. Quique Gómez