El virus de la estulticia.

Estamos en tiempos de zozobra.
Quizás, lo peor,es que las tablas que sostenían por igual a toda la sociedad moderna, se están desencajando y ni siquiera nos damos cuenta.
Es posible, si no seguro, que tengamos percepciones muy distintas, los diversos grupos sociales,sobre lo que la vida es y sobre todo, sobre cómo deberíamos organizarla para el mayor bienestar general posible.
Pero,en lo que si estábamos de acuerdo todos, era en las premisas básicas generales científicas que nos explicaban el universo a la humanidad. Ahora, ni eso está consensuado, una pandemia ha hecho aflorar todos nuestros fantasmas.
En vez de hacernos mejores y más solidarios, está consiguiendo unir a antagonistas políticos en base a conspiranoias seudocientíficas qué, lo peor, es que son letales para quiénes les rodean y…para quienes las propagan.
Así pues, no vamos hacia una sociedad más justa y solidaria, cómo se creía al principio del confinamiento; ese esfuerzo había de tener también alguna recompensa moral,eso pensábamos desde nuestra ingenuidad.
No solo no ha pasado lo que vaticinábamos, antes al contrario,hemos descubierto que nuestro medievalismo y acientifismo desunen más qué, como decía, las propias ideologías sociales.
Ya no queremos reorientar el rumbo del barco común en que nos desplazamos, es que ni siquiera estamos de acuerdo en el material del que está hecho o, incluso,si es una nave o otra cosa.
Y esto tiene poco remedio. Afortunadamente , a pesar de esas discrepancias, la Humanidad seguirá como siempre adelante, sabiendo qué, todavía, hay más motivos para su desunión ,que los que existían (y ya eran bastantes) antes de la aparición del bicho.
En esas estamos.