Solitudine

No sabemos estar solos. La soledad asusta, y la ahuyentamos con ruido, con pantallas, con actividad inútil.
La soledad nos recuerda de dónde venimos y…sobre todo, adónde vamos.
Es el estado natural del Hombre.
Naces y mueres solo, y en los momentos intermedios, también solo estás cuando se te presentan las grandes disyuntivas de la vida. Huimos de la toma de decisiones.
Solo los lobos, los machos y hembras alfa, disfrutan, desde su falta de empatía, en actuar de forma que perjudiquen a terceros, o incluso a segundos, es su forma de ser.
El común de la gente no sabemos disfrutar de esos momentos, en realidad raros, en los que, de repente, tienes un tiempo para ti mismo, para pensar, para disfrutar de una obra artística escrita o visual. ¿Será porque ese vacío del que venimos y al que tanto miedo nos da volver está presente, en realidad, a lo largo de toda nuestra vida?
Nos arrebujamos, no queremos salir al mundo, nos ponemos en posición fetal como si eso nos fuera a salvar, ¿a salvar …de qué? Responder a esta última pregunta nos ha llevado a siglos de literatura, de arte, de reflexiones…
Afortunadamente, seguimos sin conocer la respuesta.

Fdo. Quique Gómez